
La primera edición del año de Single Malt Society 2025 llegó para sorprender y elevar los estándares de sus ya célebres experiencias sensoriales. Esta vez, el exclusivo club dedicado al single malt presentó una innovadora propuesta: Rising Chefs, una iniciativa que busca abrir espacio a las nuevas promesas de la gastronomía guatemalteca, integrando talento culinario emergente con la sofisticación del mundo del whisky.
La velada estuvo guiada por Daniel Panedas, director de Siete Zero y de Avant Lifestyle, plataforma dedicada al universo del lujo y las experiencias memorables. Para esta edición, el maridaje estuvo a cargo del talentoso chef Juan José del Valle, propietario de Gambaru —un restaurante que fusiona la esencia asiática con matices latinos— y de La Focacceria, dedicado al arte del pan y la cocina italiana. Con pasión y creatividad, Del Valle diseñó un menú pensado para realzar cada nota de los whiskies degustados durante la noche.

Tres joyas de Speyside: Aberlour
La estrella líquida de la noche fue la emblemática destilería Aberlour, fundada en 1879 en el corazón de Speyside. Aunque históricamente ha sido proveedora de whisky para grandes blends, sus etiquetas single malt brillan con luz propia gracias a la complejidad y riqueza de sus matices. Tres expresiones excepcionales de Aberlour protagonizaron esta experiencia, cada una maridada cuidadosamente por el chef Del Valle.

Primer tiempo: Croquetas de pato y Aberlour 12
La cena comenzó con un bocado repleto de sabores asiáticos: croquetas rellenas de pato char siu con mermelada de piña. Un contraste dulce y salado que encontró su pareja perfecta en el Aberlour 12 años, un whisky de doble maduración en barricas de roble americano y jerez.
De color ámbar profundo, el Aberlour 12 despliega aromas dulces a cáscara de naranja, manzana roja, vainilla y frutos secos tostados. En boca, sus notas de chocolate, cebada y frutas secas se integraron de forma magistral con la intensidad del pato y el toque tropical de la piña. Su final, aunque medio-corto, dejó ecos de naranja, chocolate y manzana cocida, añadiendo una elegante despedida al primer paso de la noche.

Segundo tiempo: Dorado y Aberlour 16
Para el segundo tiempo, el chef presentó un dorado adobado en sambal y chiles guatemaltecos, sobre una delicada cama de beurre blanc infusionada con chipilín —ingrediente local— coronado por polvo deshidratado de chipilín y ong choy, una espinaca asiática salteada.
La complejidad de sabores de este plato encontró eco en el Aberlour 16 años, cuyas notas de manzana verde, caramelo, cacao y especias como canela y clavo lograron un maridaje exquisito. Este whisky, también madurado en barricas de roble y jerez, mostró un perfil dulce y especiado, con recuerdos de frutos secos, pan de jengibre y ralladura de naranja ácida. Su final prolongado, donde destacan la canela y el clavo, acompañó a la perfección los matices ahumados y picantes del pescado.
Postre: Mole asiático y Aberlour A’Bunadh
Para cerrar la noche, el chef apostó por la innovación con un mole asiático transformado en mousse, servido con crumble de champurrada de arroz y una base de tofu infusionado en atol de plátano durante dos semanas. El toque crujiente llegó con un cereal elaborado de cáscara de plátano y hongo shiitake, aportando textura y profundidad al postre.
La elección para este platillo fue el Aberlour A’Bunadh, un whisky embotellado a fuerza de barrica y envejecido exclusivamente en botas de jerez Oloroso de primer llenado. Su color ámbar rojizo intenso y su nariz cargada de especias, frutas confitadas, praliné y chocolate oscuro auguraban un maridaje contundente. En boca, resultó poderoso y denso, con notas de cereza negra, jengibre, frutos secos y un final prolongado de chocolate amargo, naranja y roble. Una elección perfecta para acompañar la complejidad de sabores del mole asiático.

Single Malt Society 2025 inauguró su calendario con una velada que demostró cómo el whisky y la gastronomía pueden elevarse mutuamente cuando se unen talento, conocimiento y pasión. Junto al respaldo de BAC y Santa Delfina, la noche marcó el inicio de un año lleno de nuevas experiencias sensoriales, consolidando a Single Malt Society como el club más exclusivo para los amantes del buen vivir.